¿Qué ocurre con el reparto de la herencia cuando no hay hijos? La lógica dicta que todo el patrimonio será para el cónyuge. Si embargo, la ley sobre herencias no estima lo mismo.
En estos casos se aplicará el orden de la herencia que ya hemos comentado. Como no hay hijos, los padres serán los herederos legítimos y tendrán derecho a la herencia. La ley protege al cónyuge otorgándole la mitad de la herencia en usufructo, pero no en propiedad.
En otras palabras, la mitad de lo que deje el fallecido irá a parar al cónyuge, pero sólo para su disfrute mientras viva, no en propiedad.
La cosa cambia cuando no hay descendientes ni ascendientes. En ese caso sería el cónyuge quien heredaría todo. Lo que pasaría después tiene que ver con las herencias de tíos a sobrinos y lo que muchos juristas consideran una pequeña injusticia.
En caso de un matrimonio sin hijos ni padres o abuelos, pero sí con hermanos y sobrinos, el dinero pasaría a la persona de la pareja que sobreviva y de ésta a sus familiares vivos (hermanos y sobrinos). ¿Los sobrinos de la otra parte? No heredarían salvo que hubiese un testamento que los incluyese.